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Olimpia requiere de una reestructuración

Olimpia no es un club cualquiera, tiene su mística, sus glorias y por sobre todo su orgullo, por lo tanto no puede ser objeto de burla a nivel local cayendo o empatando antes clubes que apenas sobreviven al descenso o nunca lograron trofeos internacionales. Los directivos deben medir sus capacidades y si no están a la altura del gran Osvaldo Domínguez Dibb dar un paso al costado.

La situación no está para bollo en la “O”, el equipo está muy rezagado en la tabla de posiciones, además el próximo sábado se viene el clásico ante Cerro Porteño. Los principales responsables son Francisco “Chiqui” Arce y la comisión directiva del Decano que le permitió hacer lo que quiere y contratar a jugadores que no sirven para nada.

La fórmula de juego sigue con el director técnico interino, Aureliano Torres. Las garrafales fallas o para no decir la poca capacidad de Junior Barreto, aunque mete goles también, están llevando al equipo al debacle, pero para ellos cuenta con la lamentable colaboración de Sebastián Quintana quien no debería de estar ni en la banca de suplemente.

Chiqui siempre tuvo como excusa de que no se podía contratar a los jugadores que requiere el equipo por las deudas del Olimpia. Sin embargo, tuvo la oportunidad de hacerlo y trabajo uno verdaderos troncos, como es el caso de Lucas Pratto (35), aunque metió un gol e hizo todo lo posible para el funcionamiento del equipo, su edad demuestra que está lejos de su mejor esplendor.

Se suma a estas incorporaciones vergonzosas el de Carlos “Paraguarí” Espínola que no aporta nada al equipo, pero le ponen como titular cada partido. Mientras que Rodney Redes, hasta el momento, tuvo pocas oportunidades para demostrar sus cualidades futbolísticas.

La película está más claras que nunca en el Olimpia, mientras no se tenga un técnico de jerarquía-se habla de la venida de Martín Parlemo- y se siga utilizando la maldita táctica de Chiqui Arce (principalmente el chonguismo), el Decano solo apuntará al fracaso.

Sebastián Quintana juega porque es hijo de Víctor Quintana (ex jugador de Olimpia y amigo de Chiqui) y Carlos Espínola (por ser hijo de Carlos Espínola ex compañero de Chiqui en Cerro Porteño).

El presidente de la “O”, Miguel Angel Cardona, aparece como un chico bueno, pero al fin más bien parece un bobo. Se quiere poner bien con todos, no decide nada y es una marioneta tanto de los directivos como del cuerpo técnico y los jugadores.

Los únicos jugadores quienes realmente mojan la camiseta por el Olimpia y su afición deportiva, son Richar Ortiz y Derlis González, pero ambos no salen de las Lesiones. Otro luchar es el Tuco Salazar, pero está suspendido.

El panorama no es alentar, cada partido se pierde puntos, y la tabla no espera, así como están las cosas solo el abismo le espera al Decano si no se toman las medidas adecuadas. Ojalá llegue una profunda reestructuración del equipo y la “O” pueda resurgir nuevamente.