"Satánicos" cometen sacrilegios el templo de San José
10:10 - 21/10/2020
SAN JOSE DE LOS ARROYOS, Dpto. Caaguazú.- Tristeza e indignación causó en la población católica de la comunidad sanjosiana, la profanación, la quema de la imagen santa y destrucción del sagrario en horas de la madrugada por parte de inadaptados que atacaron el antiquísimo templo parroquial de la ciudad. Los vándalos causaron graves daños en el interior de la Iglesia de San José.
Lo más grave para la feligresía católica es la profanación la Eucarístía, destrucción del copón y quema de la imagen de la Virgen del Rosario, entre otros.
La comunidad de San José de los Arroyos, cuna de gente tranquila, se sintió herida ante estos actos vandálicos que hieren profundamente la sensibilidad de la gente y fue perpetrados por gentes inadaptadas.
Los sanjosianos a nivel local y residentes en distintos puntos del país lamentaron este hecho ocurrido en un lugar de oración, donde acude la gran mayoría de la familia y solicitaron castigo ejemplar a los autores de este hecho.
De acuerdo al informe policial jurisdiccional suministrado en el lugar, los autores forzaron la puerta frontal lado izquierdo por donde ingresaron hasta el recinto del templo en horas pico de la noche.
Por su parte, el párroco local, sacerdote Teresio Franco, indicó que ante la cercanía de Halloween:, “urge contar con mayor seguridad tanto en los templos como en las capillas de las compañías, a los efectos de mermar actos tan lamentables como lo ocurrido en la madrugada de hoy miércoles en el templo parroquial, ubicado a unos 300 metros de la Comisaría 10ma. de esta localidad.
Las autoridades comunales presentes en el lugar, solicitaron al titular policial local, Comisario Arnaldo Quiñónez, reforzar la seguridad en el lugar, para mermar actos de esta naturaleza.
Se constituyeron en el lugar, personal policial de Criminalística de Caaguazú a los efectos de levantar evidencias y llegar hasta los autores de este hecho lamentable para la comunidad católica del distrito de San José de los Arroyos.
Por: Néstor Ojeda M.
